miércoles, 12 de diciembre de 2007

Discurso completo del secretario general de la CTA, Hugo Yasky.




Discurso completo del secretario general de la CTA, Hugo Yasky.
Hotel recuperado Bauen, 4 y 5 de diciembre de 2006

Compañeras y compañeros, con esta fuerza queremos iniciar el tramo de las deliberaciones. Acá se encuentran aproximadamente 500 delegados y delegadas que, después de la reforma del Estatuto que hicimos el año pasado, han sido elegidos por el voto directo y secreto de nuestros afiliados de todo el país. Para nosotros es un motivo de orgullo poder hacer estas deliberaciones con aquellos que vienen con un mandato.

Porque antes de llegar acá a Buenos Aires hicimos los congresos de la Central que reunieron aproximadamente a 6500 delegados, que también fueron electos a través del voto directo y secreto. Y para nosotros esto fue una cuestión de fondo. Construir una herramienta de los trabajadores en condiciones de luchar por la liberación nacional y social de nuestra patria, requiere fundamentalmente un compromiso de sangre. Primero con las demandas y los intereses de la clase que representamos.

Nosotros somos orgullosamente representantes de la clase trabajadora de nuestro país. Una clase trabajadora que es la que escribió a lo largo de cada momento de nuestra historia el compromiso con la democracia, la lucha nacional, antiimperialista, con la lucha que significó resistir y liberarnos del yugo de las dictaduras militares. Por eso que la autonomía frente a los partidos políticos, frente al gobierno, el poder económico, el pluralismo y fundamentalmente representar orgullosamente ante el poder a nuestros compañeros y no al revés. No ser el representante del modelo ante nuestros trabajadores. Eso es lo que nos da orgullo y nos permite seguir adelante con esta construcción.

Por eso es que lo que vamos a decir ahora, que simplemente es introducirnos en el debate de las comisiones que después vamos a definir, no es nada más ni nada menos que una tarea de la práctica militante nuestra. Para nosotros, hacer este informe es una manera simplemente de definir parte de los debates que tuvimos en las provincias. De definir algunas cuestiones que nos parecen centrales y que sobre todo nos parece importante decirlas, que se escriban y se difundan. Porque no somos afectos a discutir a puertas cerradas.

Nos gusta que lo que decimos frente a nuestros compañeros aparezca publicado porque creemos que existe una larga y nefasta tradición de discurso y nosotros queremos que lo que aquí se diga, quede reflejado en la práctica cotidiana. La presencia en este Congreso de compañeros que representan nada más y nada menos que a esa nación que ha sido un faro para todos nosotros, como Cuba; la presencia de compañeros de Paraguay, España, Canadá, del País Vasco, de compañeros gallegos, es para nosotros un motivo de orgullo y fundamentalmente nos plantea reafirmar un compromiso que es construir una lucha de los trabajadores que le de forma a un nuevo internacionalismo. Porque hoy el capital ya no tiene patria. Hoy el capital se desplaza por el mundo. Busca manos de obra barata o materia prima barata. Busca afincarse en aquellos lugares que le ofrecen paraísos fiscales. Y el rostro del capitalismo en realidad ya no tiene rostro de una nación. Y del mismo modo los trabajadores necesitamos unificar nuestra fuerza en el plano internacional y generar las condiciones que nos permitan enfrentar a ese capitalismo que hoy es global, que pretende dominar de manera absoluta el planeta tierra. Y en este compromiso, la presencia de estos delegados internacionales nos fortalece en el camino que hemos elegido. Nosotros decimos, porque lo vivimos, que estamos en una etapa que para los pueblos de América Latina representa una inmensa oportunidad histórica.

Quizá habría que remontarse 200 años atrás, en la lucha de la Independencia para encontrar otra situación parecida en la que de distintos pueblos, distintas naciones de América estamos marchando por el mismo camino, tratando de encontrar la forma de construir una vía que nos permita liberarnos de la opresión que significó el neoliberalismo en términos económicos y la presencia militar del imperialismo yanqui en este continente a través de lo que fueron en otras épocas el Plan Cóndor, los golpe de estado por sentados, las escuelas donde se adiestraban a los militares que después torturaban y eran genocidas en nuestros países y que ahora tienen su expresión, en la intromisión directa por ejemplo en Colombia. Pero hoy esa moneda tiene un reverso. El reverso de la lucha de los pueblos. En Bolivia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, en Argentina. Hay algo que se está rompiendo y es esa hegemonía absoluta que ejercían los partidos tradicionales que expresaban el Consenso de Washington como una especie de verdad absoluta a la que nos teníamos que allanar los habitantes de este continente. Eso se está rompiendo. Y se está rompiendo por la lucha de nuestros pueblos.

Por supuesto que nadie puede decir cuál es el único camino, porque los caminos son distintos. Porque las historias nuestras son distintas. Pero lo que sí está absolutamente claro es que todos estos procesos tienen algo en común: ponen en cuestionamiento la verdad absoluta de ese Consenso de Washington. Y plantea en el camino de la construcción popular para generar autonomía nacional y justicia social. Y en esto, de manera horizontal, con todas las diferencias, formamos parte de la misma construcción.

Yo leía, en el día de hoy y ayer, muchos comentarios de la prensa que expresa a los sectores que nosotros denominamos factores de poder. Aquellos que tienen la posibilidad de expresar sus ideas porque son los dueños de comunicación. Entonces sacan apresuradas conclusiones acerca del ocaso o del principio del fin que significa la derrota del referéndum en Venezuela y que estaría marcando la cuenta regresiva para todos los procesos que estamos viviendo en América Latina. Están ansiosos de ver restaurado el sistema que nos llevó al hambre, porque eso es lo que más duele. Están ansiosos de la restauración del escenario de los 90, que fue el escenario del hambre en un continente rico como es América Latina. Porque si algo caracteriza a este continente, es la riqueza. Y si algo es una bofetada en el rostro para todos los que lo habitamos es que la pobreza sea el denominador común de todas nuestras naciones. O muy difícil explicar con teorías económicas o políticas la pobreza de los pueblos en medio de las riquezas de los recursos naturales. No hay teoría científica que pueda sostener semejante aberración, semejante ofensa a la humanidad. Sin embargo, estos que ahora se regocijan con el supuesto inicio del ocaso de la lucha de los pueblos, evidentemente van a tener que tomar nota de algo y es que Chávez, Evo Morales, cualquiera de nuestros representantes en estas naciones de América es mucho más democrático y consecuente con el mandato de su pueblo que todos los payasos que ellos manejan desde Washington. Hablan peyorativamente del populismo. Como si por ejemplo Bucarán, que bailaba con las vedettes y salía en la televisión de Ecuador, cantando boleros no fuese populista. Como si el otro payaso que nosotros tuvimos acá, o el que tenían los brasileros, Collor de Melo tampoco fuese populista. Hablan peyorativamente de populistas cuando hay líderes populares que asumen el mandato de gobernar al servicio del pueblo y de poner los recursos energéticos de sus países al servicio de los que menos tienen. Después, cuando se roban las elecciones, como se las robaron en Florida, para que Bush pudiera gobernar en el medio de un fraude escandaloso, eso es democracia pura. Ahí está todo bien. Ahí nadie pone una lupa para ver si se contaron bien los votos. Nosotros, como trabajadores tenemos un compromiso. Para nosotros ese compromiso es muy claro: es respaldar la lucha de nuestros pueblos. Es decirle a los que desde la derecha en Bolivia intentan desestabilizar un país, que acá los trabajadores de la CTA y que el pueblo argentino no va a ser indiferente si en este país intentan derrocar a los que representan al poder del pueblo. Ese es para nosotros el compromiso al internacionalismo. Eso es para nosotros construir unidad. No hay lugar para retrocesos. No hay lugar para que las oligarquías se vuelvan a armar en contra de los pueblos ni para que se pretenda hacer añicos con las esperanzas que hoy representan cada uno de estos gobiernos populares. Y nosotros decimos: si esta resistencia que hoy se expresa de distintos modos, que busca expandirse, expresarse a través de procesos que apelan a la voluntad popular, porque si de algo pueden acusar a Evo Morales, a Chávez, a Correa es justamente de eso. De intentar obstinadamente que cada paso que se da esté sustentado en la voluntad de sus pueblos, a través del voto, la consulta popular, el referéndum. Ojalá alguna vez en la Argentina también tengamos ese problema nosotros. Ojalá que el problema sea que nos convoquen a decir qué pensamos y no simplemente a actuar a espaldas de nuestros pueblos. Y esta lucha que hoy se expresa, todo un faro, toda una guía.

Nosotros tenemos que reconocerlo una y otra vez: cuando se constituyó esta esperanza, porque era eso solamente, cuando nos encontramos en Burzaco y éramos bastantes más jóvenes, más débiles, pero teníamos la misma convicción que tenemos ahora, porque no nos hizo mella tener que resistir más de quince años de neoliberalismo en nuestro país. Al contrario, nos hizo fuertes. Cuando hablamos de la personería gremial, sobre la que después hablaremos de nuevo, pero nosotros decimos que la CTA creció como esa planta que crece en el desierto, que cuanto menos agua tiene, más se agarra de la tierra y más difícil de arrancar es. Y nosotros nacimos hace ya casi 15 años, denunciando el bloque de Estados Unidos contra Cuba. Dijimos con toda claridad que ese bloqueo representa una afrenta a quienes creemos en que este mundo puede ser habitado en el marco de la paz, el respeto, la autodeterminación de los pueblos y el respeto a la dignidad humana. En esos términos, nuestra primera acción pública consistió en entregarle en mano al Comandante Fidel Castro, esa declaración de la Central. Y hoy volvemos a reafirmarla. Nosotros reconocemos en los compañeros de Cuba algo así como ese faro que iluminó durante muchos años un camino que parecía que era imposible de ser recorrido.

Y dentro de muy poco, y esto lo vamos a resolver en un par de horas, cuando empecemos a discutir en las comisiones, vamos a poder saldar parte de esa deuda con un personaje que nos pertenece y que les pertenece a los compañeros cubanos, porque entre el 12 y el 15 de junio en Rosario, vamos a recordar los 80 años del natalicio del Che Guevara. Reivindicar la figura del Che, como la puede reivindicar cualquier trabajador de este continente, pero nosotros con un doble compromiso: vamos a ir a Rosario a llevar esa estatua, que en nuestro país recuerde a quien fuera, junto con San Martín, Bolívar, junto con aquellos que creyeron en la patria grande, parte de esos hombres que se dispusieron a luchar para construir una sola nación sin fronteras. Y va a ser muy importante que en esa construcción que significa reivindicar la historia, los trabajadores y trabajadoras de la CTA, los jóvenes, los militantes de los movimientos sociales y barriales, marchemos desde acá a Rosario, siendo la escolta de aquel que representa, seguramente, una de las cumbres de la humanidad en el presente signo.

Sabemos que reconocer la historia y rescatar la memoria, tiene que ver con la práctica del presente. No veneramos a los que fueron, como se los venera a los que habitan piezas de museo. Para nosotros son parte del presente. Y el presente de hoy, de nuestra central, está signado por un compromiso y una tarea de primer orden, ineludible, que es profundizar la disputa por la distribución de la riqueza. Esta es la tarea esencial que nos compete a nosotros. La que no podemos delegar en nadie. Es la clase trabajadora la que tiene que asumir de manera consciente, sistemática, como una construcción colectiva y con un norte político muy claro, la disputa por la distribución de la riqueza. Una distribución de la riqueza que ya no puede ser representada en el marco que todavía existe en la Argentina. Es necesario superar el patrón de distribución de la riqueza que ha significado concentrar en pocas manos la parte más grande de lo que se produce en términos de renta nacional. Para nosotros en Argentina no se puede hablar de resolver el problema de la pobreza sin hablar el problema de la riqueza, porque la riqueza, cuando se concentra en pocas manos se convierte en un problema. Si estuviéramos Etiopía tendríamos que hablar de la pobreza. Pero estamos en la República Argentina que tiene récord de cosechas, exportación, recaudaciones, que creció 5 años en un promedio que supera el promedio de América Latina. Y si bien ha habido lentos repuntes desiguales, porque hay que decirlo, desiguales de los sectores, porque hay algunos sectores que tienen capacidad de presión y otros que no. Hay algunos que tiene la posibilidad de la paritaria y otros que no tienen absolutamente ninguna otra posibilidad de aceptar lo que el patrón les diga, porque ni siquiera están registrados. Hay algunos que tienen la posibilidad de enterarse que el Consejo del Salario le fija un valor al Salario Mínimo Vital y Móvil y hay otros, la mayoría, los del NEA, el NOA y muchas de nuestras provincias, castigadas por la miseria, que no tienen en absoluto esa posibilidad. Entonces nosotros tenemos que hacer de este problema el eje central de la disputa en la Argentina.

La Argentina no puede seguir creciendo y distribuyendo a cuentagotas. La historia de que la copa en algún momento se derrama, sabemos que no existe. La copa derrama cuando se la inclina. Y para que la copa se incline, hay una fuerza organizada que es la que tiene que intervenir en la disputa, y esa es la fuerza de la clase trabajadora. Por supuesto, esta no es una tarea que podamos ni debamos desarrollar solos. Necesitamos construir alianzas. Alianzas de clase, con sectores que históricamente han compartido con nosotros la lucha por las demandas populares y democráticas. Los mismos aliados con los que estuvimos en el FRENAPO, cuando entonces sí, en un país que se derrumbaba, después del experimento neoliberal, en un país que había arrasado en términos sociales con las conquistas de muchas décadas de luchas, en ese país, en el Frente Nacional contra la Pobreza. Hoy hablamos de reconstituir esa alianza. Por eso para nosotros es tan importante que estén acá los compañeros de la Federación Agraria, del Movimiento Cooperativo, de la Asamblea de la Pequeña y Mediana Empresa, de los movimientos sociales, muchos de ellos que no están dentro de la Central. Porque nosotros necesitamos decir con absoluta claridad que es necesario construir un nuevo modelo distributivo y también un nuevo modelo productivo, que se asiente en la pequeña y mediana producción del campo. No necesitamos mares de soja que expulsen a los agricultores. Necesitamos diversificar la producción para que las pequeñas unidades de producción agrícola le den vida a ese campo que tiene que tener contenido popular y no ser simplemente el lugar donde las grandes empresas multinacionales cosechan sus ganancias para llevarlas afuera. Necesitamos que la pequeña y mediana empresa sea el motor principal del crecimiento económico en esta etapa. Porque si la producción no se canaliza por aquellos que son los que comparten intereses de clase con nosotros, la riqueza no se va a distribuir democráticamente. Va a seguir concentrada y va a concentrarse cada vez más.

La realidad nos demostró que no es lo mismo crecimiento económico que desarrollo social. No basta con el neodesarrollismo para que la economía crezca. Hay que aplicar políticas sociales, hay que poner a discusión la agenda social, que es la gran asignatura pendiente de este gobierno, que hoy se va dejando una inmensa deuda interna de diez millones de compañeros viviendo en la pobreza. En este camino, para nosotros es clave poder canalizar bien esto que hemos dado en llamar la Paritaria Social como un intento de expresar la necesidad o la idea de la discusión permanente, de la disputa permanente en una paritaria social que en realidad no tiene un tiempo. No tenemos la idea que un día alguien diría “bueno, se convoca la paritaria desde el 3 de marzo al 8 de marzo” y durante 5 días la paritaria funciona. No.

¿Qué decimos con Paritaria Social? Construir un entramado de fuerzas que de la disputa en todos los planos en los que se exprese la posibilidad de la distribución de la riqueza. Y no solamente en la discusión del salario. No es solamente en la discusión de las condiciones de trabajo. Es la disputa en el barrio. Si nosotros logramos discutir en los barrios la cloaca, el sistema sanitario, el agua potable y avanzar en discusiones para poner el debate en cada localidad el tema de la vivienda pública. Si podemos avanzar con reformas estructurales, por ejemplo una Ley Nacional de Salud que garantice el financiamiento y acceso a la salud sin restricciones. Si podemos discutir un Fondo Nacional para que los empleados públicos de este país no sigan viviendo en la injusticia que el trabajo de un enfermero vale cuatro o cinco veces más que el trabajo de un enfermero en el Chaco o en Formosa. Si logramos en esa disputa poner en discusión reformas estructurales que son claves, que todo el mundo sabe que hay que asumirlas. Quién no sabe que este país, que es una especie de paradoja e insulto a la razón, que las transacciones financieras no tributen. Quién ignora de los que están en el gobierno o en el manejo de la cosa pública, que es realmente vergonzoso que en la República Argentina quien especula financieramente no pague impuesto y quien produce algunas penas, sí tenga que pagar impuestos. Si logramos que esa Reforma Tributaria se pueda discutir. Si logramos que en el proceso de movilización podamos empezar a hablar en serio de recuperación de recursos energéticos para que vuelva la renta petrolera a ser parte de los argentinos y no de las multinacionales. Si en esa medida de manera dinámica, movilizados, instalando agenda, poniendo prioridades, podemos avanzar, esa construcción en movimiento, es lo que nosotros denominamos Paritaria Social.

Paritaria Social es el ir siempre en el movimiento popular, con la conducción de aquellos que concientemente asumimos ese compromiso. Y esta Paritaria Social que es el ir siendo se encadena, como una especie de secuencia lógica, en el desarrollo del tiempo, con otra construcción que es la del será. El ir siendo tiene que desencadenar la discusión del será. El será que queremos. No el será que nos impongan los grupos dominantes o los que estén al frente. El será que queremos los trabajadores, los sectores populares, aquellos que soñamos con un país sin exclusiones. Y en esa discusión del será adquiere valor la propuesta que hoy también vamos a discutir y que la estuvimos llevando por distintas provincias del país, de una Constituyente Social que nos permita decir cuál es el contrato social que requiere esta Argentina. En este camino, yo creo que tenemos absolutamente claro que esta propuesta la hacemos desde la humildad de lo que representamos. No creemos tener la verdad absoluta. Hemos sido parte de otros intentos de construcción. Hace muchos años pertenecíamos a la CGT la mayoría de los que estábamos acá. Hemos conocido momentos buenos y hemos conocido momentos malos.

Hemos llegado a sentir alguna vez que estábamos a tiro de piedra de poder cambiar las cosas. Y muchas veces las cosas no estaban tan cerca como parecían. Y queremos hacer esta propuesta a nuestros amigos, a los que compartimos luchas de acá, en el país, a los compañeros de las organizaciones internacionales. Porque simplemente queremos hacer un aporte desde la humildad: poder discutir fraternalmente, sin prejuicios, desde la diversidad, sabiendo que venimos de distintos lugares, que tenemos distintas historias, que no pensamos lo mismo. Sería malo que pensáramos lo mismo. Es más, sabiendo que la unidad no significa que en algún punto tengamos que pensar exactamente lo mismo acerca de todo. Sabiendo que la unidad es eso, una trama compleja que en realidad se nutre de compartir principios y sobre todo algunos objetivos. Y en ese marco creo que tenemos que darnos la tarea de poder discutir fraternalmente. Con ustedes. Primero hoy nosotros en estas comisiones, estos caminos que proponemos. Pero lo hacemos desde una convicción: no es posible no plantear como cuestión prioritaria estos temas. No va a cambiar la Argentina, o mejor dicho, va a haber un techo.

Este gobierno que asume en diciembre, tiene frente a sí un desafío enorme. Ese desafío enorme consiste en demostrar si se está dispuesto en avanzar en una profundización de lo que hasta ahora ha sido claramente un techo, que es el tema de cómo se distribuye la riqueza en este país. Y eso no hay un rincón de la Argentina donde los trabajadores no lo planteemos. Por eso la lucha salarial, las marchas y también la criminalización de la protesta social en respuesta. Por eso también la violencia. Cuando lo asesinaron a Fuentealba, no fue un accidente. El energúmeno que mandó a matar a Fuentealba en un acto de represión, público, filmado, dijo a cuantos lo quisieron escuchar, y lo dijo en programas de televisión, “yo voy a mostrar que hay otro camino para poner orden en este país. A mí no me van a jactar las calles, no me van a hacer piquetes”. Y el asesinato de Fuentealba fue el intento de hacer un experimento para tratar de volcar detrás de la mano dura a la voluntad de la gente, pensando que en este país la gente lo que quiere es orden a cualquier precio. Y el 1.5 de los votos que sacó este energúmeno, con toda la plata que gastó, demuestra que la criminalización de la protesta social y que la violencia de la derecha y de los sectores que confunden el caos social con la demanda social, no tiene cabida en nuestro pueblo. Desde ahí nosotros decimos que este gobierno tiene una responsabilidad inmensa. Porque o se abren las discusiones de la distribución de la riqueza, o inevitablemente vamos a entrar en un proceso en el que la tensión de fuerzas nos va a enfrentar con el intento de ponerle coto a la demanda de los trabajadores.

Y acá es donde nosotros planteamos el tema de la personería gremial. Nosotros no queremos la personería gremial para colgar en la Secretaría General de la Central un marquito con un sello y un número de expediente. Para nosotros la personería gremial es libertad sindical. Es que cuando un trabajador se para frente al patrón, no lo puedan echar; es que cuando un trabajador quiere hacer una lista de oposición, entonces no funciona la lista negra y el despido. Porque no hay que ser hipócritas. Acá no es el tema que hay una ley que impide por tal o cual artículo. Es mentira. El Convenio 87 de la OIT tiene rango de constitucional a partir de la reforma de 1994 en la Argentina. El gobierno es signatario del Convenio 87. El Gobierno Nacional no puede explicar para afuera ante nadie por qué no le da la personería gremial a la CTA. No puede decir que existen presiones de los grandes grupos empresarios que aprietan por debajo. Y aprietan por debajo no porque no les interese o les interese más o menos la libertad sindical porque ellos la libertad sindical la miden en términos de demanda. Saben que si hay un movimiento obrero, trabajadores con las manos libres para poder luchar, organizarse, demandar, no hay forma de parar los reclamos y las demandas. Si queremos en serio que en la Argentina se distribuya la riqueza, entonces basta de hipocresía.

Hay que desatarle las manos a los trabajadores. Hay que darle la Personería Gremial a la Central de Trabajadores de la Argentina y hay que hacer que haya Libertad Sindical. Y nosotros, compañeros y compañeras, creemos que hay una sola manera de avanzar en esta disputa. No vamos a recorrer los laberintos de la justicia. No lo vamos a hacer. No vamos a juntar orina en los despachos oficiales. Vamos a luchar en las calles. Disputando en cada conflicto que tengamos, en cada lucha particular, sea de los maestros, de los compañeros del neumático, de los de refinerías de maíz, de los barrios, de los estatales, en cada disputa particular que tengamos, la demanda de la libertad sindical, la democracia y la personería gremial para la CTA tiene que estar presente. Y tenemos que construir, junto con nuestros aliados de los movimientos sociales, aliados de la Paritaria Social y la clase trabajadora argentina una marcha federal que recorra todo el país, que llegue a la Plaza de Mayo y que en el mes de abril le diga a este gobierno “queremos discutir la distribución de la riqueza”. Si es a la discusión en un pacto social, nosotros vamos. Si el pacto social es para llevar adelante el programa que quieren los grupos empresarios, la CTA no está. Pero sí va a estar en la calle. La decisión es que en abril nosotros estamos en la Plaza de Mayo. Y esto, compañeros y compañeros, hay que asumirlo como un inmenso desafío. Porque ya a partir de hoy lo empezamos a decir. A partir de hoy empezamos a decir que la CTA llena la Plaza de Mayo, junto con la Federación Agraria, con el Movimiento Cooperativo, la APYME, los movimientos sociales. Y esto implica el compromiso enorme de militar a partir de mañana para que esta marcha federal sea posible. Implica el compromiso enorme de empezar a hacer los esfuerzos. Hoy cuando veíamos el balance y de pronto decíamos que había un superávit, en realidad yo pensaba que no hay ningún superávit. Nos falta un montón de dinero para poner los micros que hay que poner para que esta marcha se haga y que sea de todo el país. Yo no tengo dudas que si tenemos los recursos, vamos a tener compañeros desde Jujuy a Tierra del Fuego. No me cabe duda que vamos a llenar las calles de la Argentina. Pero hay que militar esa marcha como militamos en su momento desde meses antes la Marcha Federal. Esto es exactamente lo mismo. Y el compromiso militante a partir de mañana tiene que ser llegar al 22 de abril desde cada rincón del país con las trabajadoras, los trabajadores, los pibes, la juventud, los movimientos sociales para que vean que el pueblo está de pie.

Si alguien en este país va a asegurar la democracia, si alguien va a asegurar la justicia, si alguien va a respaldar lo que decidió la mayoría de los argentinos somos los trabajadores. Pero no de brazos cruzados. Exigiendo, luchando para que realmente la justicia social sea una realidad.

Y nosotros creemos que en ese camino de construcción social tenemos un objetivo muy claro. Y es poder llegar a convocar a todos nuestros aliados. Es más, a muchos que hoy no están acá pero que sabemos que van a estar con nosotros. Convocarlos desde la humildad, sin ningún tipo de soberbia, a encontrar la forma de definir el programa que exprese la agenda social y la agenda política de la Argentina del año 2008, que es la Argentina de las luchas en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua. Es decir, la Argentina de este tiempo de cambio, que nos promete tanto. Cuál es la agenda de esa Argentina. Porque la Argentina tuvo una agenda en los 90, que fue la agenda de la enajenación, el hambre, la miseria, la humillación, las relaciones carnales con el imperialismo yanqui. Esta Argentina tiene que tener otra agenda. Tiene que tener otro contrato social. Y esa es la convocatoria que nos tenemos que dar hacia la Constituyente Social. Esta es la discusión estratégica y ese tiene que ser el compromiso también de nuestra militancia. Y una cosa no se desgaja de la otra. Una cosa no se enfrenta con la otra. La lucha por la personería gremial, la construcción de estas alianzas que tiene que ver con la lucha cotidiana, con el día a día de la Paritaria, la discusión más estratégica con vistas de la Constituyente, todo forma parte de la misma cosa. Nosotros decimos que queremos salir de acá con el orgullo de saber que dijimos la verdad, de saber que no le ladramos a la luna. No prometemos cosas imposibles. Nosotros estamos unidos a una verdad y es que si podemos construir las correlaciones de fuerzas que nos permitan avanzar, si podemos construir la unidad del campo popular, si la podemos hacer fuerte en la movilización, si podemos ganar pequeñas batallas para que nuestras compañeras y compañeros vuelvan a creer. Si podemos, además, comprobar que nadie nos va a regalar nada y que lo que avancemos va a ser fruto de lo que sepamos hacer, si podemos hacer eso, entonces decimos que nos vamos felices de este Congreso porque sabemos que estamos construyendo la capacidad del cambio que tiene, no hay ninguna duda, una brújula que es la justicia social. Pero tiene un timón y ese timón es la clase trabajadora de la que orgullosamente somos parte. Gracias, compañeras y compañeros. Y yo sé que esto es simplemente una nueva oportunidad que nos damos para construir un futuro mejor para nosotros, para nuestro pueblo y para nuestras naciones hermanas. Gracias.

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